Zeidun + The Moon Men, 21 Noviembre, Sala Siroco. Media entrada.

Viernes noche en Madrid y una cita en la Sala Siroco con una de las bandas
con más personalidad propia del sello catalán BCore. Se trataba de Zeidun,
la banda de Sant Celoni que venía, sin ningún tipo de publicidad previa
prácticamente, a dar un par de conciertos en Madrid tras su gira por
Euskadi. Pero antes que ellos, y cuando la sala aun presentaba una entrada
no demasiado prometedora, The Moon Men salieron a escena a calentar el
ambiente, y vaya si lo hicieron. Los compañeros de Zeidun en las dos fechas
madrileñas completaron un concierto enérgico y serio, sin dejar pasar por
alto la oportunidad de hacer una buena presentación de sus canciones ante
el público que allí se reunía. Practicando un estilo cargado de rock vital
a la manera de bandas como Supersuckers y recordando también a bandas de
indie guitarrero como puedan ser Treepeople, añadiendo además cuadros de
post hardcore en ese rock como podía hacer Aina, este cuarteto realizó
una actuación plagada de fuerza y melodía a partes iguales. Sin dejar
de lado la imaginación, eso si.

Según iba desarrollándose la actuación de The Moon Men iba llenándose la
sala algo más. Poco después de estos chicos saltaría al escenario Zeidun.
Presentándose a todas y a todos, desde el primer momento se vio que el
concierto no iba a ser una simple sucesión de canciones, mejor o peor
interpretadas. La personalidad de los componentes de esta banda unida a la
ingestión de una buena cantidad de vino vasco que traían de la gira por
aquellas tierras fueron dos de las variables que hicieron de este un
peculiar concierto. Sin llegar a hacerse pesados, el humor ebrio del
cantante y el guitarra iban haciendo de pasarela entre canción y canción.
En lo musical, fuerza, tensión, un estado de inspiración especial por parte
de su batería Mau y una increíble propiedad: sin casi poder mantener
correctamente el equilibrio cuando bromean entre canción y canción, en
cuanto empiezan a ejecutar cualquiera de sus piezas desaparece la
percepción de cualquier rastro estado etílico en la banda y alcanzan cotas
de calidad que le gustaría conseguir a más de uno aun yendo 'normal'. La
voz de Joan iba trasladando a través de los instrumentos el estado
semi hipnótico de la banda a los presentes, para otras veces llegar a
desgarradores y violentos lanzamientos vocales que recordaban en más de una
ocasión al timbre de Tim Kasher (Cursive, The Good Life). Del pop
experimental al hardcore más sentido en un instante. Y, pese a no poder tocar
la única petición que han tenido en toda la gira por 'no sabérsela', pese a la gripe
y a los 40 de fiebre (!) de su teclista, el micro de los coros sin activar,
los problemas con el ampli prestado, el pase de ropa íntima de caballero,
el vino vasco y demás, la entrega musical que hicieron fue excelente y,
sobre todo, sorprendente. Sonaron temas de 'La Nauseé', temas anteriores y
temas nuevos. Un concierto plagado de puntos de inflexión, sin dejar caer
su línea en ninguna depresión importante gracias a la calidad, profundidad
e imaginación de sus ejecutores a la hora de interpretar y componer música.
Sorprendentemente descarados. Que sigan así.