Chris Brokaw. Café de Ladinamo. Buen aforo.

Viernes noche y en el barrio de Embajadores, Chris Brokaw aguardaba escondido para poner en escena su música ante el público madrileño. El lugar elegido, el café bar de la gente de Ladinamo, un sitio con aire moderno y buenos precios en las consumiciones. Casi una hora después de lo anunciado, Brokaw aparece por el bar y se sienta en una esquina a escribir el set list. Poco después, sube al escenario, se acomoda la guitarra y se enfunda una pandereta al pie para hacer el acompañamiento rítmico. Desde Boston, Chris Brokaw.

El de Nueva York abre su show con Cranberries, que es a su vez la canción que abre su último trabajo, Wandering As Water. Desde el primer momento Brokaw se presentó como un perfeccionista, buscando la armonía en los detalles, pero una y otra vez, un público poco atento descentraba la atención del artista, quien incluso insistió en reclamar silencio a la audiencia en un par de ocasiones. Totalmente dueño de su música, Bricks y Calimoxcho sonaron tras el primer tema. Mucho más expresivo cuando era su guitarra la protagonista, los temas sin voz sonaron con especial sentimiento.

Alternando piezas cantadas con interpretaciones instrumentales, la música de Brokaw ganaba en expresividad cuando era su guitarra la protagonista. Sin dejar de repasar el Wandering As Water, intercaló alguna versión de bandas amigas así como alguna nueva composición, y no tardó mucho en aparecer la primera revisión de Come. Recidivist quedará para el recuerdo con especial cariño.


Demostrando cómo vencer al público y a los elementos con una guitarra, (pequeños problemas con la iluminación reclamaron su hueco en la noche) el maestro Chris Brokaw, cercano y cómplice, no quiso marcharse sin presentar alguno de los temas de su último Ep, y Don´t Be So In Love With Yourself se llevó otro de los momentos especiales de la velada. Sin letra ni voz, una de las interpretaciones más sentidas del show fue la versión de Dresden Promenade, junto a la que hizo de Bath House, remarcando los ritmos, controlando el entorno con solo rasgar las seis cuerdas de su guitarra.
Dejándose querer para un último bis, Brokaw bajó a bromear con el público para pronto subir a remachar su concierto. Shoot Me First, otra versión de Come, puso punto y final a una actuación sincera, sencilla, y cargada de personalidad propia. En el saco nos llevamos prácticamente su último disco entero y parte del Red Cities, y un apretón de manos de este simpático pelirrojo afincado en Boston.